Bienvenido al blog Crucial Conversations. En este espacio, presentaremos opiniones de padres y profesionales implicados en la educación de alumnos con doble excepción. El siguiente artículo es obra de Anahid Koumriqian, antigua profesora de un colegio público, titular de un máster de la Bridges Graduate School of Cognitive Diversity in Education y madre de un niño 2e.
¿Qué tan pronto pueden los niños diferenciar entre los patrones de comportamiento de los compañeros de clase y cómo ellos definen lo que es diferente? Mi hijo empezó a poner atención a esos elementos en sí mismo y en sus compañeros de clase desde el kinder. Cuando llegó a primer grado de primaria, declaró que era “el peor de todos” en su clase. Claramente, yo estaba desconsolada de ver cómo un niño de seis años podría llegar a tal conclusión. Simultáneamente, yo estaba segura de que mi hijo estaba equivocado. ¿De dónde vienen este tipo de mensajes y cómo afectan la confianza de un niño?
Es tan importante establecer bases para garantizar el amor al aprendizaje como es igualmente importante que los adultos en las vidas de nuestros pequeños estemos conscientes de los incidentes que podrían sabotear su autoestima.
Como padres de familia, muchos de nosotros buscamos exponer a nuestros hijos a diferentes experiencias con la esperanza de que encuentren una o dos pasiones que puedan desarrollar a lo largo de sus vidas. Yo sabía que estaba enfocada en ayudar a mi hijo a señalar sus fortalezas personales al tratar de crear temas de interés para ver qué podría mantenerse y crecer en el futuro. Noté que era creativo a edad temprana y pasaba el tiempo, durante viajes en el auto, diseñando torres y horizontes en su cabeza para luego imaginarlos en pantallas. A veces él me hablaba de esas imágenes y otras veces requería silencio porque él estaba pensando y necesitaba concentrarse. Grandioso, pensé. Seguiré su liderazgo y lo expondré a la edificación de legos, dibujos, creatividad con arcilla y, cuando sea un poco mayor, lo presentaré a clases de diseño digital y codificación. Desarrollé un plan haciendo lo que la mayoría de padres hacen, guiando a mi hijo en la dirección de sus intereses y lo que parece ser natural para él. De lo que no me di cuenta fue que le estaba ayudando a desarrollar un modo de expresión en el que mi hijo confiaría más durante los años de la escuela primaria.
El resultado fue que mi hijo empezó a expresar diferencias de aprendizaje que no seguían la progresión normal en comparación con sus compañeros. Por supuesto que era brillante y cuando tenía exámenes en la escuela, él llegaba a las mismas conclusiones que sus compañeros de clase, pero ejecutaba un método diferente de resolver problemas. Yo no lo sabía, pero su cerebro absorbía y procesaba información de una manera diferente a los demás. Su estilo de aprendizaje es visual y espacial. Entonces él se inclinaba hacia métodos creativos para expresar su comprensión como dibujar y construir. En el primer grado, él naturalmente gravitaba hacia el dibujo para participar en actividades del salón de clases para compensar las habilidades de escritura subdesarrolladas. Vi esto como algo fascinante y lo animé a pasar tiempo creando en cualquier forma que lo mantuviera enganchado con su aprendizaje.
Funcionó para mí, pero la habilidad de mi hijo para participar en el aprendizaje, no concordaba con el estilo de enseñanza estándar que su instructor requería. Esto creó un tenso ambiente de aprendizaje para él en el cual se frustraba al notar que su método no era aceptable, y peor aún, él recibió el mensaje en el cual todo lo que hacía necesitaba arreglarse. En la mente de mi niño de seis años, esto se traducía en la idea de que estaba roto. Necesitaba cambiar y adoptar un enfoque diferente para su aprendizaje, eso le resultó muy difícil. Ya no estaba usando su capacidad natural de aprendizaje para crecer. El proceso de aprendizaje se interrumpió. Lo cual resultó en una baja autoestima, reconocimiento que era diferente y, finalmente al igual que tristemente, ansiedad en su entorno escolar.
¿Cómo puede esto ser sano?
En lugar de participar en el flujo del aprendizaje, mi hijo estaba internalizando vergüenza al tratar de imitar a sus compañeros de clase. En primer grado de primaria se le recordaba constantemente que ser diferente era algo malo ya que sus métodos de procesamiento y producción eran incorrectos. Eventualmente mi hijo concluyó que era “el peor de todos”. Como voluntaria en su salón de clase, yo vi esto de primera mano. Trabajó diligentemente en un póster, pero su trabajo tenía dibujos y pocas palabras. Su póster fue ridiculizado en frente de sus compañeros de clase y rechazado por su instructor porque no podía producir como todos los demás. No seguía las instrucciones a pesar de que el dibujo era su adaptación natural porque las palabras y las letras se desarrollaban a un ritmo más lento en su mente. Aunque estaba haciendo su mejor esfuerzo para aprender y producir, su incapacidad de crear trabajo productivo en la única forma aceptable en clase eventualmente se convirtió en el foco de sus fallas.
¿Qué tan desgarrador fue que sus habilidades y destrezas fueran descartadas y sus deficiencias en el aprendizaje fueran señaladas porque no podía seguir el procedimiento estándar? ¿Qué mensaje recibió él y qué tan temprano se dió cuenta de que no era como los demás niños? ¿Los estilos de procesamiento únicos y los métodos de producción educativa se traducen en fracaso para un niño de seis años? A menudo puede ser porque el enfoque cambia del aprendizaje real a la importancia de producir en un método aceptable.
Yo sabía que mi hijo no era el peor, pero tratar de explicarle eso en un entorno educativo que no respaldaba mi opinión era como nadar contra la corriente. Al final, la única manera que encontré para combatir este negativo proceso de pensar fue cambiar a un ambiente educativo más empático y paciente en donde sus diferencias fueran celebradas y motivadas. Me tomó mucho tiempo encontrar un lugar en donde mi hijo pudiera brillar, pero el resultado después de unos años, los mensajes negativos que mi hijo había recibido se revirtieron. Fue un proceso largo, pero encontré una manera de desmantelar el golpe que su autoestima había sufrido. Afortunadamente está orgulloso de sus logros y cree que tiene tiene algo que ofrecerles a sus compañeros de clase. Solamente puedo esperar que este cambio positivo en la actitud personal de mi hijo continúe hacia un futuro brillante mientras se embarca en un viaje de aprendizaje permanente.